Parte de lo que escribo en este artículo lo concebí leyendo una revista virtual americana en la cual, un autor francés escribió algo de lo que a continuación voy a repetir. Desafortunadamente no recuerdo el nombre, de este autor Francés, pero creo que lo que dice es tan importante que, con el respeto del autor e inspirador de un fragmento de este mi pensamiento, debemos expresar lo que tanto este autor como yo, pensamos al respecto.
Y es que en la actualidad, en todas partes del mundo existen corrientes de pensamiento que se han apoderado de los ámbitos de trabajo regular masónicos y que muchos miembros de la orden no han logrado detectar, o que los reconocen, pero simplemente no se animan a contraponer los principios de moral y de filosofía masónica a estas fuentes de error y escisión que han germinado y crecen en nuestros medios, estorbando al crecimiento de las logias sin que el pueblo masónico haga nada por detenerlos, esto es particularmente cierto en las logias de Baja California.
La raíz de todo esto esta en la actitud, tanto de una parte de los masones como de la otra. La actitud del Mason frente a estas corrientes de pensamiento son las que propician el progreso de la masonería, la cual por naturaleza inalienable, está destinada a evolucionar, sin importar tiempo, ni espacio.
Es a nosotros los masones modernos, como estudiantes de la historia y de los principios morales y filosóficos de la masonería, como coparticipes y protagonistas de y en el proceso evolutivo de la masonería en la época actual en que vivimos, que se nos requiere, porque nos conviene y nos es necesario establecer algunas pautas que ayuden a una mejor comprensión de la historia masónica de nuestros Grandes Orientes, donde los hechos reales se confunden, muchas veces, con los mitos y las leyendas en torno a personajes que por años se han caracterizado por su habilidad para apoderarse de la atención de ciertos sectores de la orden manipulando la conciencia de algunos masones de carácter fino, maleable, poco firme y sin determinación propia, con el resultado que ahora tenemos menos masones, pero más grupos donde los masones se afilian y continúan trabajando lo que ellos llaman masonería independiente y soberana.
Reinventando una estrategia que casi pareciere ser masónica, pero que ahoga la imaginación previsora de sus simpatizantes. Aunque esto se debe en gran parte también, al dominio creciente de la industria cultural, la nivelación tecnológica, y el poderoso imperio de corporaciones anónimas.
Es necesario re-examinar regularmente toda esta historia, con la ayuda de los descubrimientos y elementos que aportan las nuevas técnicas de observación y disciplinas auxiliares con las cuales podremos analizar y descubrir los factores internos que causaron. Es necesario recurrir a la Historia, la Filosofía, la Sociología, a las Ciencias Políticas y la Hermenéutica, para poder discurrir y discernir si lo que vemos, oímos y aun decimos en ocasiones, es, o no es masonería. Pues Si una aplicación leve y no tan estricta de estas disciplinas a nuestros libros cotidianos, os indica que existe mucha opinión contrapuesta a la verdadera realidad del estado en que se encuentra la masonería, por lo tanto, podemos ver que no se pueden aceptar ciegamente las deducciones realizadas por figuras consagradas de la investigación masónica ni, incluso, de los autores que pertenecen al campo académico.
Debe evitarse caer en un estrecho criterio de anticuarios estudiando escritos hasta su menor detalle y olvidar los criterios e interpretaciones generales sobre cada época.
Esto es especialmente importante si es que queremos que la masonería mexicana, sea vista desde el exterior como una organización firme, con origen sólido, regular y con un futuro tan cierto como la masonería Europea, Africana o de América del Sur, hablamos de estas regiones del mundo porque a pesar de todo su esplendor y poderío económico, las Grandes Logias en los Estados Unidos de Norte America, están enfrentando una de sus crisis de retención de miembros mas fuerte de su historia.
Por ello, tiene razón nuestro autor francés -al que me referí al principio,- quien decía que “es necesaria la mesura en cuanto a la interpretación histórica” pero, al mismo tiempo, reclamaba “audacia de espíritu”.
La tarea del historiador masónico no consiste tanto en reunir y acoplar hechos sino en “comprenderlos y explicarlos”.
La historia no es “obra de la memoria exclusivamente sino que requiere ante todo agudeza y claridad de inteligencia”, y concluía: “No lo pondrá en duda quien se dé cuenta de cuán difícil es distinguir lo verdadero de lo falso y escoger entre muchas referencias la que pueda ser considerada como la mejor, o quien conozca aunque sólo sea de oídas aquella parte de la crítica que tiene su asiento en los aledaños de la historiografía”.
Hay que reconocer, además, que la masonería no ha existido en el vacío o el quietismo de los ermitaños, sino que ha afectado o ha intervenido en cada turno, en las sociedades en que ha existido y se ha desarrollado.
En todas las sociedades modernas, la masonería es y ha sido el motor o el detonante de grandes cambios sociales, políticos, culturales y morales.
Pero hay algo más, en el caso masónico, el reconocimiento histórico evidencia no estar confinado a escritos o a los hechos.
También ha sido y es inducido por los símbolos masónicos, los visibles y los que se transmiten de boca a oído. Todo este campo debe ser investigado por varias disciplinas, y es necesario desentrañar el sentido (el significado) para acercarse a un criterio riguroso en cuanto a la ideología, doctrinas y movimientos en la sociedad en los que ha influido esta fraternidad de la escuadra y el compás a lo largo de los tiempos.
Por lo menos, en lo que respecta a Baja California, que es la parte del mundo en la que me ha tocado vivir la masonería, Esta propuesta aparenta ser una ardua tarea ya que, por momentos, debido a que los masones mas viejos de estas latitudes no se han decidido a escribir sus memorias, y los registros de los padres de la masonería en estas tierras se han perdido, o están ocultas o simplemente no existen, representa un desafío intelectual que despierta en el investigador un vasto campo de estudio y una necesidad por lograr la verdad. Pero esa verdad histórica nunca es un absoluto porque, como decía Hegel “la verdad no reside en la superficie sensible: en todas las cosas, y en particular en lo que se pretende científico, la razón no puede dormir y hay que usar de la reflexión. Quien contempla el mundo racionalmente, lo halla racional”.
Por eso es importante descubrir, identificar y reconocer cuales son las corrientes de pensamiento que se contraponen a la masonería, muchas veces no es ni siquiera la falta de derechos civiles, la falta de libertad de expresión, de libertad de asociación o de estado laico, ni mucho menos los ataques que alguna iglesia o grupo religioso dirija hacia nuestra Augusta Institución, muchas veces el caballo de Troya entra al interior de nuestros templos y los obreros de paz ni siquiera lo reconocen como tal, porque estamos enfrascados en nuestras propias luchas y en nuestros propios deseos de alcanzar el poder y la fama a través del trampolín de la escuadra y el compás.
Es cuanto.
Miguel Carreño Bahena
Gran Secretario
Gran Logia de Estado
“BAJA CALIFORNIA”