«En España quedan menos de 4.000 masones sin influencia alguna»

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El director del Instituto de Estudios Riojanos (IER) y profesor de la Universidad de La Rioja, José Miguel Delgado Idarreta, ha sido elegido presidente del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME), en sustitución del profesor de la Universidad de Zaragoza José Antonio Ferrer Benimeli. El relevo se produjo en la asamblea anual de socios celebrada el pasado 10 de octubre en Almería, dentro del XII Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española.

-El IER, la Universidad y, ahora, el CEHME, ¿cómo conjuga tantas actividades a la vez?

-En el fondo todas están relacionadas con la investigación. Entonces se supone que, como profesor universitario, tengo docencia e investigación. Entre las diferentes líneas de investigación, por una parte me toca dirigir un centro como el IER, donde una serie de directores de área y un gerente me facilitan mucho el trabajo y además es sólo la Dirección Académica. Y la dirección del CEHME no deja de ser otra línea de investigación más de las que llevo a través de la prensa.


-¿Qué es y cómo funciona el CEHME?


-Es un centro autónomo, privado, que ya cumplió 25 años y está ubicado en la Universidad de Zaragoza. Se financia con nuestras cuotas y con los congresos. Cuenta con 150 socios de toda España y de otros países como Bélgica, Italia, Francia, Argentina, México, Cuba y Colombia. Pero los claves, los numerarios, son profesores de universidades españolas. Hay un intercambio y una comunicación permanente de los estudios y de los congresos que se hacen.


Usted tiene numerosas publicaciones sobre la masonería ¿qué le atrae de ese tema?

-Me llamó la atención el tema porque durante el franquismo, en este país, era algo tabú. De hecho, hay una ley de 1941 contra judíos, comunistas y masones. La Ley de Represión, también conocida como Ley de Represión de la Masonería. Luego, según vas profundizando en ella, uno termina entendiendo un poco lo que es la masonería y no entiende, por supuesto, la innecesaria represión que hizo contra ellos el franquismo, al igual que lo hizo contra muchos otros.

-Y para la gente que no lo sabe, ¿qué es la masonería?

-Muy buena pregunta. La masonería es una institución, en cierta medida filantrópica de apoyo mutuo, donde hay una serie de principios como la libertad y la igualdad que se convierten en elementos claves de su funcionamiento. Desde el primer momento fue perseguida. Curiosamente desde un país protestante que es Holanda. Pero en ello se apoyó el Papado.

-¿Por qué la persecución de la Iglesia Católica?

-Consideraban que una sociedad abierta a que cualquiera pudiera pertenecer y que, además, pudieran jurar en su libro sagrado, no podía ser buena. Claro, para comprender esto hay que entender el siglo XVIII donde el catolicismo era la religión dominante y se entiende mal que un posible judío o un posible musulmán pudieran pertenecer también a la masonería. La Iglesia Católica ha sido, más que otras iglesias cristianas, mucho más dura en la represión y en mantener marginada a la masonería. Hay una encíclica de León XIII en la que se actúa contra el liberalismo, el socialismo y la masonería. Eso suena a lo judeo-masónico-comunista de Franco.
En un principio la masonería surge con fines filantrópicos. Un ejemplo de ello es la Cruz Roja ¿En qué momento y por qué se desvirtúa ese concepto?

-Primero, una aclaración. Hay que separar el resto del mundo de España. En ningún sitio eso nunca fue causa de persecución ni de secretismo. Todo el mundo sabía que Mozart era masón, hasta el Emperador de Austria José II. El esposo de la Reina Isabel de Inglaterra es el máximo representante de la masonería en ese país. En España y en la Unión Soviética se les persiguió mucho. En este país se les acusaba de ser burgueses, es decir, que allí había un problema de clases. Aquí en España, el influjo de la Iglesia es muy fuerte. Durante la Restauración, la II República y la dictadura de Primo de Rivera no hubo una persecución reglada. Pero si unimos a rojo con republicano-masón-comunista, es muy fácil que llegue Franco y todos los que están en el mismo saco, sin distinción de ningún tipo, sean perseguidos y fusilados.

-Se dice que buena parte de los republicanos españoles que se exiliaron el el año 39 eran masones. ¿Es cierta esta afirmación?

-Es cierto. Hay una parte importante que eran masones, pero luego también se ponen los carteles de masones a mucha gente que no lo es. Eso fue una excusa para perseguir a esa gente: algunos de ellos del Partido Socialista y, por lo tanto, es otra excusa para perseguir a los 'rojos'. El resurgir democrático.
-¿Y se logró erradicar la masonería en España?

-El franquismo la agotó y la cerró prácticamente y ha vuelto a 'resucitar' con la democracia. Pero ahora son muy poquitos. En España, por lo que se ve, como siempre hemos estado muy mal avenidos, están reñidos y divididos en varias grupos y logias. Durante la Restauración se calcularon unos 80.000 masones. En La Rioja hubo unos pocos, fundamentalmente, en Logroño y Cenicero. A fecha de hoy, se calcula que en toda España haya entre 3.500 y 4.000 masones y en La Rioja no hay masonería, pero se sigue estudiando. Además, ni siquiera en puestos de influencia. Yo diría que es gente de la calle: abogados, profesores. En general, profesiones liberales.

-¿Qué queda aún por investigar?

-Creo que, como en todos los temas, aunque parezca que se ha investigado mucho, siempre hay muchos ámbitosen los que profundizar. En esta primera fase que ya ocupa 25 años, lo primero que había que saber era cuántas logias, cuantos grandes orientes, quiénes eran. Creo que ahora nos queda un gran trabajo por hacer porque la masonería española tiene una idiosincrasia muy especial porque utilizan nombres simbólicos. Si yo me quiero llamar Napoleón, Julio César o Bolívar, ¿qué estoy queriendo transmitir con un nombre simbólico? Ya han empezado a trabajar sobre ello. También hay que trabajar mucho sobre los restos de las actas de las logias, para ver qué es lo que queda y lo que han debatido. Todavía queda mucho por investigar.

 
 
 

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