El Gran Maestre de los masones desata otra polémica en pleno periodo electoral

martes, 26 de enero de 2010

La masonería española vuelve a vivir momentos convulsos. La Gran Logia de España (GLE), la mayor organización masónica, celebra elecciones el próximo mes de marzo para elegir a la cúpula dirigente y la tensión ya se deja notar. Hace un año, el Gran Maestre, José Carretero, tuvo que afrontar una tumultuosa asamblea en la que se le acusaba de utilizar los fondos de beneficencia de la organización para comprar bienes inmuebles. Tras la compra, no podía escriturarlos porque dicha compra no tenía el visto bueno de la asamblea y fue necesaria una nueva reunión que revocase los acuerdos de este órgano de dirección con el fin de que se pudiera legalizar una operación que le podía salir cara.

Ahora, un año después, las tornas han cambiado: la oposición le acusa de vender parte de los bienes que había comprado. Pero la venta, realizada el 16 de diciembre del 2009, tampoco dispone, según dicen los críticos, de la aprobación de la asamblea, aprobación necesaria para efectuar cualquier operación inmobiliaria. José Carretero señaló a El Confidencial que “lo que dicen son sólo medias verdades. En el 2009, hubo una asamblea y estaba clarísimo que se aprobaban las autorizaciones para comprar y vender los bienes. Se siguieron todos los pasos legales y obtuve casi el 90% de los votos para poder realizar las operaciones inmobiliarias, con lo que se ha autorizado la venta. Todo está claro”.

Carretero se refiere a un piso, un parking y un trastero que había comprado en el año 2007 en Bilbao. En otoño de aquel año, también adquirió un local en Palencia por 91.500 euros. Los precios de los inmuebles se mantienen en secreto, aunque algunas fuentes señalan a este diario que su valor de mercado roza el medio millón de euros y las adquisiciones se hicieron por un monto que rondaba los 280.000 euros. El Gran Maestre de la masonería justifica su actuación: su antecesor tenía casi atada la compra de los inmuebles de Bilbao y, en un momento determinado, con él en la cúpula de la organización, había que comprar -a buen precio- o se perdía una oportunidad. Por tanto, no lo dudó.

“En realidad, la compra se aprobó en el consejo directivo. Este consejo decidió cerrar la operación y pagarlo con el remanente que teníamos. Así, al dinero se le sacaba rentabilidad. Es cierto que debería haberse aprobado en una asamblea extraordinaria, pero no había tiempo. Lo malo fue que después la asamblea de la GLE rechazó la compra, cosa con la que no contábamos”. En otras palabras: es como si una operación comercial de una caja de ahorros necesita el visto bueno de la asamblea para realizar una operación, pero el presidente de la entidad cuenta sólo con la aquiescencia del consejo de administración. Si luego la asamblea no la aprueba, la operación no es válida.

La polémica aumentó de intensidad porque para realizar las compras utilizó los fondos de beneficencia de la logia, que según los estatutos sólo pueden utilizarse para “atender a las necesidades de los francmasones y profanos en situación de dificultad, así como para cumplir las disposiciones testamentarias, en su caso, de los hermanos fallecidos”. El dinero de los fondos de beneficencia estaba en una cuenta corriente de la Gran Logia de España. Como ese dinero no daba réditos, Carretero decidió utilizarlo en lugar de pedir un préstamo bancario, con lo que se ahorraba algunos gastos. “No se trató de detracción de fondos, sino de sacarle rendimiento a un dinero que teníamos en caja. Ahora, con la venta, el dinero ha sido devuelto a beneficencia”, dice. De momento, la GLE conserva el local de Palencia. “Aún no se ha realizado ninguna gestión de venta de este local, porque está siendo utilizado por algunos hermanos”, subraya José Carretero.

La oposición pide explicaciones

El máximo mandatario de los masones sospecha que “estamos en periodo electoral y por eso ha comenzado a polemizarse con el tema”. Es más, enfatiza que “hay tensión porque un grupo de 10 o 12 hermanos están desesperados por ocupar mi sitio”. En las elecciones, que se celebrarán el 12 de marzo, Carretero optará a la reelección, frente al que hasta hace muy poco tiempo era su hombre de confianza, el abogado valenciano Óscar de Alfonso. De la carrera por el sillón quedó fuera el ex ministro socialista Jerónimo Saavedra, que no obtuvo los votos suficientes en el Cónclave para presentar candidatura.

Pero todo parece indicar que la campaña electoral será caliente. De Alfonso no piensa dar tregua al que hasta hace poco era su jefe y amigo. En una carta dirigida a los afiliados de la GLE, fechada el 20 de enero, señala que la asamblea general extraordinaria denegó el permiso para la venta de las propiedades. “Todos los miembros de la Gran Logia de España merecen una explicación urgente, clara y exhaustiva sobre estos hechos y del porqué se ha vendido un inmueble propiedad de la GLE contra la decisión expresa de la Gran Asamblea Extraordinaria, máxima representación del Pueblo Masónico”. El abogado valenciano afirma también que si es elegido Gran Maestre en marzo, “promoveré la apertura de una completa investigación sobre estos hechos” cuyas conclusiones serán llevadas a la asamblea para tomar “las medidas oportunas”.

Desde el sector crítico de la GLE se afirma que el motivo de la venta no es otro que la falta de dinero. “El déficit que tiene la organización, producto de la disminución de los ingresos, debido a las bajas y al impago de cuotas, y a los excesivos gastos del Gran Maestre”. Según afirman, sólo el despacho de abogados Cuatrecasas recibió 100.000 euros por defender a Carretero de varias denuncias interpuestas por afiliados durante los últimos meses. Luego, hubo que añadir otros 60.000 euros porque la cantidad presupuestada inicialmente no era suficiente. Además, echan en cara a Carretero las elevadas partidas en gastos de representación y viajes.

 
 
 

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